El cambio que ha hecho el Barça en los últimos cuatro meses es de ver para creer. El culé no sabe si es un sueño, si es un espejismo, o qué es, pero este equipo ha dado un giro de 180 grados. Además, en todos los sentidos. ¿Se imaginaban los aficionados blaugranas que Ronald Koeman, el técnico holandés, iba a ser capaz de transformar al equipo de una forma tan radical? Pues eso es lo que ha logrado. La llegada del entrenador al banquillo del Camp Nou ha sido como una varita mágica, un toque de Flick si se me permite el juego de palabras, que ha llevado al Barça a otra dimensión. Un antes y un después en la temporada. Los resultados han sido sorprendentes, con un juego mucho más vistoso y efectivo, con una mentalidad ganadora que se ha contagiado a todos los jugadores. La afición está ilusionada y los rivales preocupados. Es increíble cómo en tan poco tiempo se ha conseguido cambiar tanto. Se habla de un renacimiento, de un resurgir de un equipo que parecía estar en la deriva, y todo gracias al mago Flick.